Al locuaz ministro de Fomento le ha atacado el virus de la conspiranoia. Tal vez con las defensas debilitadas por la precariedad de los resultados demoscópicos, nos ha propinado una gilipollez que cualquiera podría pensar ha surgido de la preclara mente de la chica del pajín mental (esa que asegura que el PIB es machista). Quédese tranquilo don Pepín, que este país no es tan importante como para suscitar malvadas conspiraciones internacionales en su contra. Sí hay, por supuesto, movimientos especulativos de los mercados, pero eso es lo propio de su condición, y ahí nos las dan todas.
Y nos las seguirán dando a pesar de que el cangrejo Zapatero sigue empeñado en recular con su estúpido baile de la yenka que insiste en su derecha, derecha, atrás, atrás.
Don Tancredo marianizado estático en medio de la plaza. Esperando que el morlaco de la crisis pase a su lado sin rozarle y alcance, en inverosímil salto acrobático, la mismísima presidencia. Vanas esperanzas, pues a don Tancredo siempre le pilló el toro.
!Porca miseria!
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