Que Zapatero volvió sonado de Davos es algo que nadie hoy discute. Las últimas actuaciones del gobierno en materia de pensiones, reforma laboral, recortes sociales y demás barbaridades no sólo no tranquilizan en el país de los cuatro millones de parados, sino que elevan la preocupación a límites casi insoportables.
Que nadie crea que la culpa de esta situación es exclusiva del actual gobierno. Los males que hoy se manifiestan, aparte de la manifiesta incapacidad de los actuales gestores, vienen acumulándose desde principios de la transición. Y los sucesivos gobiernos de Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar y el actual son los directos responsables de la actual crisis económica que nos resitúa en la dimensión real de un país de segunda división, lejos del espejismo neocapitalistaliberal que nos han vendido durante estos años.
Cierto es que, desgraciadamente, quienes hoy pudieran ser líderes de una alternativa (Fidel, Chaves, Evo...) no pasan de ser esperpénticas figuras con matices militarista-floclóricos, pero a nadie se le escapa que 20 años después de la caída del Muro de Berlín, origen de la barra libre capitalista que nos invade, se hace cada vez más necesaria la creación de una alternativa revolucionaria y radical que ponga freno de una vez al neofeudalismo globalizador de las corporaciones financieras.
Avisados están.
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