Nadie, que no tenga que ver con el lobby nuclear quiere la basura radiactiva cerca de su casa. Por lo tanto, la solución más sencilla es que los tontosútilesnuclearesinteresados se hagan cargo de su parte correspondiente de radiactividad en pequeños contenedores, seguros eso sí, que pudieran depositar en sus cajas fuertes, debajo de sus camas, en colgantes y gadgets seguros y transportables, enterrados en sus jardines y fincas de recreo... en fin, donde les parezca oportuno, para de esta forma demostrarnos a los incrédulos y malignos antinucleares la seguridad de los basureros nucleares que, como ellos afirman, no son peligrosos.
Entre los candidatos a ejercer de depositorios de estos detritus, tan beneficiosos para la humanidad y el medio ambiente, figuran los miembros de los consejos de administración de las empresas enérgeticas y de los bancos que las financian, los miembros de los partidos políticos partidarios de las nucleares, los miembros del Consejo de Seguridad Nuclear, los periodistas y comunicólogos que cobran del lobby nuclear y demás benefactores que gustosa y ejemplarmente se prestan a esta iniciativa.
Hay quien asegura que algunos de estos prohombres ya han elevado una petición al organismo correspondiente para que se les asigne su porción correspondiente.
Bienaventurados sean.
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