A este paso habrá que pensar en cambiar la denominación del más polémico de los galardones de la Academia sueca. Sería justo recordar la nómina de algunos de los premiados con sangriento y amplio currículo, pero en este breve espacio prefiero referirme a la escalada belicista del último galardonado, el desvaído Obama, la esperanza de Occidente.
En tan sólo un año Obama ha batido todos los récords de su predecesor, el infausto Bush Jr., enviando a Afganistán más soldados que los ocho años anteriores. Aunque en su caso, ya se sabe, con el filantrópico objetivo de lograr la paz y salvar a los afganos de las garras del mal.
A fecha del 22 de octubre pasado el número de combatientes del ISAF (International Security Assistance Force) era de 71.030, a los que había que sumar los 93.980 de las fuerzas del Afghan National Army (ANA).
Con la decisión de Obama de enviar otros 30.000 soldados, más los 10.000 que garantizan el resto de los aliados (entre ellos 200 españoles), las tropas antitalibanas superarán en 2010 los 200.000 combatientes. Una bagatela.
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