Hay una especie de hormiga en Sierra Nevada y en las llanuras de Kazastán y del Caspio, Rossomyrmex minuchae, que ha desarrollado una habilidad extraordinaria que creíamos reservada sólo a un linaje tan solidario como el de los humanos: captura esclavos de otros hormigueros y los obliga a trabajar para ellos. Al cabo de un año, los rossomyrmex asaltan hasta cuatro de los doce hormigueros de esclavos que suelen estar en las proximidades del suyo.
Este comportamiento tan habitual entre nosotros no sería nada del otro mundo si no nos hubiéramos enterado de que la especie oprimida, Proformica longiseta, ha creado un movimiento de resistencia, inmediatamente tachado de terrorista por los opresores, consistente en dar muerte al 80% de las crías de la Rossomyrmex que están obligados a cuidar y al 70% de las reinas.
Se cree que los servicios de información de la Rossomyrmex avisan de la posesión de armas de destrucción masiva en poder de las Proformica y que sus fuerzas armadas están preparando una invasión total de los hormigueros proformicos en nombre de la paz y para acabar con el terrorismo y los magnicidios.
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